¿Éramos ignorantes antes de la pandemia?
Decía en 1970 el estadounidense Calvin Toffler que los analfabetos del siglo XXI no serian aquellos que no supieran leer o escribir, sino aquellos que no supieran aprender nuevamente de sus errores, desaprender aquello que no les ha hecho feliz y reaprender las habilidades que me permiten progresar en estos momentos y circunstancias.
Con la experiencia de la pandemia y volviendo a salir de nuestros hogares al mundo, vemos el dolor y el drama generado por el virus y nos percatamos de nuestra ignorancia previa a la crisis. En nuestro confinamiento tuvimos tiempo material e interioridad y ello, nos llevó a vaticinar un mundo futuro donde la revolución tecnológica nos va a llevar por caminos impensables, estaremos hiperconectados, el trabajo habrá sido modificado en su manera de entenderlo y por supuesto salir adelante necesitará la colaboración y solidaridad de todos.
Siempre he pensado que para dejar de ser analfabeto debería estudiar estadística, de moda en esta pandemia, y poder analizar en términos de probabilidades las posibilidades que me ofrece la vida.
Esta claro que si no nos dedicamos a la persona en sus vertientes cognitivas, buscando que aprendan y tengan experiencias de vida, también psicológicas respetando su dignidad, madurez mental y edad, y por último las espirituales o sea las que dotan de integridad a la persona, su alma y su ser, os aseguró que no saldremos de un confinamiento mundano y efímero, y creyéndonos reyes de la pereza, el miedo y el estrés seremos verdaderos ignorantes del trabajo , la alegría y el amor. Nos perderemos simplemente la vida.
Si creíamos en un mundo sólido pero de acciones efímeras, hemos pasado a tener un mundo más lento y débil que debe llenarse de mejores prácticas y relaciones, donde todos puedan desarrollar la belleza, la bondad y el espíritu, un mundo más fraternal y humano donde los cristianos sean referentes de paz y felicidad en la vida y para gloria de Dios.
Vicente Revert Calabuig
Director pedagógico del Colegio Fundación San Vicente Ferrer.
Valencia, España.
Biólogo, doctor en filosofía y ciencias de la educación y catequista de adolescentes para la confirmación.