En los tiempos oscuros vividos en Europa durante la segunda guerra mundial, encontramos el testimonio heroico de personas que, saliendo de su zona de confort, arriesgaron su vida y la de su familia o comunidad por ayudar al prójimo y luchar por cambiar la realidad y humanizar la humanidad.
Nuestros protagonistas lograron alejarse de la cultura de muerte y de las ideologías excluyentes (nacionalismo, fascismo y comunismo), instigadas por los gobernantes de la época.
Las historias de los personajes que os vamos a presentar tienen en común no sólo el tiempo cronológico e histórico en que sucedieron, sino también su espíritu inconformista, sus valores, su fraternidad universal, … y que, para alcanzar su objetivo, utilizaron la falsificación y el engaño.
Misiones.Humanizando la humanidad
En ocasiones se pone en cuestión el papel y presencia de las Misiones católicas extranjeras en los países europeos. Santiago López Rodríguez nos descubre una bella historia, oculta durante décadas, del valiente amor al prójimo que protagonizaron cuatro frailes Claretianos responsables de la Misión Católica Española en París y el Cónsul General de España durante la ocupación del país por el ejército nazi.
El joven historiador Santiago López Rodríguez está a punto de publicar su tesis titulada “El Servicio Exterior de España durante el Holocausto en la Francia ocupada (1940-1944)”
En su trabajo de investigación de campo en París, entrevistó a Alain de Toledo, hijo de un deportado judío del campo de internamiento Royallieu-Compiègne. De Toledo le contó “que a sus padres les habían falsificado unas partidas de bautismo en una Iglesia española para ayudarlos a huir a España”. Esta información desató la curiosidad de López que, sin más dilación, encaminó sus pasos a la Rue de la Pompe, llamando a la puerta de la Misión Católica de Lengua Española.
Las Misiones católicas extranjeras son punto de encuentro y acogida; aportando, en los países donde se encuentran ubicadas comunidades católicas, abiertas y plurales, donde la diversidad cultural, las relaciones fraternas y solidarias, sin importar el color político ni las diferencias étnicas, enriquecen la sociedad donde se encuentran integradas. |
Al llegar a la Misión le recibió el claretiano P. Carlos Tobes Arrabal, quien le facilitó el acceso a los archivos parroquiales. Los indicios y sospechas de López se confirmaron en el momento que pudo revisar con detenimiento todas las inscripciones de bautismos entre 1940 y 1944. Los padres Gilberto Valtierra, Joaquín Aller, Emilio Martín e Ignacio Turrillas habían falsificado partidas de bautismo con el fin de ayudar a 155 judíos *sefardíes a escapar de la persecución y constantes deportaciones a campos de concentración y exterminio.
Misión Católica española de París El rey de España Alfonso XIII, impresionado por las condiciones lamentables en que vivían los migrantes españoles en París, decidió en 1913 autorizar la compra, por parte del Estado Español, de la Iglesia y los locales de la Misión, con el fin de aliviar la situación en la que se encontraban los españoles al llegar a la capital gala. Aunque los Misioneros Claretianos llegaron a París en 1913 acogidos, en un primer momento, por los padres Lazaristas, la Misión española no comenzó a funcionar hasta el 15 de octubre de 1914, fecha en la que se celebró en su iglesia la primera misa en español. |
López ve arriesgado establecer una relación causa-efecto entre la obtención de las actas de bautismo por la Misión Católica Española y la salvación de los nuevos conversos, ya que la persecución en la Francia ocupada fue principalmente un asunto racial. Aunque reconoce que las partidas de bautismo, en las que se traducía el nombre al español, fueron “una herramienta perfecta para ocultar su fe y dar credibilidad a los certificados de nacionalidad española u otros documentos expedidos por Bernardo Rolland”, Consul General de España en París.
El investigador nos desveló, en la entrevista personal que pudimos mantener con él, que el Gobierno español franquista había dado órdenes explícitas a Bernardo Rolland de no inmiscuirse en las políticas antisemitas aplicadas por las autoridades alemanas y que el Cónsul General, movido por “sus creencias católicas muy profundas, junto con un sentimiento patriótico por el que siempre vio a los judíos españoles como connacionales, independientemente de las teorías del momento”. Rolland desoyó las directrices marcadas desde Madrid y utilizó su autoridad y contactos en París para salvar, en colaboración con los claretianos, a más de un centenar de judíos sefarditas.
El Dr. Santiago López Rodríguez nació en Salamanca (España) en 1991. Su tesis doctoral versa sobre el Régimen de Franco y el Holocausto judío, más concretamente, en la actuación diplomática de España en la Francia ocupada. Desde 2017 compagina la docencia en la Universidad de Extremadura con la labor investigadora en diversas universidades. Actualmente ejerce como investigador postdoctoral y profesor sobre Holocausto y otros genocidios en la Universidad Uppsala de Suecia (2021-2023). |
1) Joaquín Aller, 2) Ignacio Turrillas 3) Emilio Martín,4) Gilberto Valtierra
López quedó impresionado por la labor que, desde sus inicios hasta la actualidad, desarrolla la Misión Católica de Lengua Española en París, definiéndola como una obra ejemplar y considerando “digno de contar y de alabar que, durante esos turbios años y en medio de un conflicto bélico de proporciones colosales, unos clérigos españoles dieran un paso al frente para, de forma clandestina, sin buscar compensación alguna ni entonces ni a posteriori, ayudar en el salvamento de los judíos”.
//*Sefardíes o sefarditas: dicho de un judío oriundo de España, o de los que, sin proceder de España, aceptan las prácticas especiales religiosas que en el rezo mantienen los judíos españoles (RAE).
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Fraternidad y unidad en la Misión española en París
A la Misión dirigida por los Claretianos se vincularon y recibieron ayuda algunos de los más de medio millón de refugiados españoles, exiliados en Francia por sus ideas republicanas y/o comunistas o, al menos, no favorables al régimen de Franco. López afirma que “la Misión católica durante esos años trató a todos por igual (de hecho, hay informaciones del Servicio Exterior de Falange en París criticando esta “caridad”)”.
Un ejemplo de esa buena armonía y entendimiento es el hecho, investigado y narrado por el profesor de filosofía y escritor P. Silverio Cerra, en el que también el claretiano P. Joaquín Aller estuvo involucrado.
Estando Joaquín Aller en París, se le acercó un hombre diciéndole: “Yo soy un comunista asturiano… Es el caso que “la Santina” (Virgen de Covadonga – Asturias), patrona de mi tierra, está, entre otros tesoros artísticos, almacenada en la Embajada. Ésta va a ser trasladada y yo no quiero que esta imagen tan querida sufra más ultrajes”. Según López, el sacerdote claretiano “le pide al comunista que la deje escondida y a buen resguardo en el edificio de la Embajada, lugar que iba a ser ocupado en breve por las autoridades del régimen de Franco” (marzo de 1939). En el verano de ese mismo año “la Santina” volvió del exilio y regresó a tierras asturianas visitando previamente varias ciudades españolas.
Fotografía gentileza de Santuariodecovadonga.com
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HUMANIZAR LA HUMANIDAD
En recuerdo a Pedro Casaldaliga, sacerdote Claretiano, obispo de los olvidados y signo del cristianismo comprometido en América Latina.
El 8 de agosto se cumplió un año de su muerte en Brasil a los 92 años de edad.
“La más esencial tarea de la Humanidad es la tarea de humanizarse. Humanizar la humanidad es la misión de todos, de todas, de cada uno y cada una de nosotros. La ciencia, la técnica, el progreso, solamente son dignos de nuestro pensamiento y de nuestras manos si nos humanizan más […] Esa tarea primordial y común de humanizar la humanidad se hace practicando la proximidad […]. Prójimo es aquel o aquella a quien yo me aproximo, y los primeros los caídos en el camino, las personas al margen, las mujeres violentadas y sometidas, los emigrantes sospechosos, los extraños de quien no quiero ni saber, ocupado como estoy en mis negocios o tal vez con mi culto…
Yo me debo hacer prójimo descubriendo al próximo, buscándolo, acogiéndolo, dando y donándome en su servicio. Sin hacer acepción de personas. Sin miedo de contaminarme con un samaritano heterodoxo.
Solamente amo al prójimo en la medida en que salgo, libre, abierto, solidario, al encuentro del próximo, aproximándome a él, aproximándole a mí.”
Pedro Casaldaliga