El pasado 6 de diciembre de 2020 tuvo lugar en Venezuela el proceso electoral para renovar los miembros de la Asamblea Nacional para los próximos cinco años. Fueron electos 277 diputados y juramentados el 5 de enero de 2021.
Los principales partidos opositores acordaron unánimemente no participar en las elecciones parlamentarias, contaron con el apoyo de distintas Instituciones Internacionales por considerarlas fraudulentas y carentes de los organismos independientes que las hagan “justas, libres y transparentes”, sin embargo, algunos disidentes de la oposición participaron legitimando con ello dicho proceso.
Las elecciones se caracterizaron por un importante ausentismo electoral a nivel nacional. El Consejo Nacional Electoral notificó una participación de alrededor el 31%. Por contra, el bloque democrático estimó que la participación fue todavía menor, de solo un 16,1%.
En medio de manipulaciones y triquiñuelas, la oposición pierde su mayor bandera política: la Asamblea Nacional. El Poder Legislativo era el único en manos del bloque democrático. Nuevamente el sector oficialista tomó el control parlamentario tras las elecciones en las que se impuso casi sin competencia. Según la valoración de los analistas, supone un afianzamiento en el poder de la llamada “Revolución Bolivariana” y frena la estrategia encabezada por Juan Guaidó para derrotar al gobierno de Nicolás Maduro. Se consolida el autoritarismo y se mantiene la dictadura que lleva 21 años en el poder. Una vez más la gran mayoría de venezolanos quedamos sin esperanzas y sin motivación para seguir la lucha democrática con el fin de lograr la tan ansiada libertad.
Úrsula Koch
Abogada